sábado, 24 de mayo de 2014

El coste social de los transgénicos

El coste social de los transgénicos

by noticiasdeabajo

Por Paul Craig Roberts, 23 de mayo de 2014

Los economistas preocupados por las cuestiones ecológicas, como Herman Daly, dicen que cuanto más aumenta la población en el mundo mayores serán los costes sociales o externos de la producción.
Los costes sociales o externos son aquellos costes de producción que no son asumidos en el precio de un producto. Por ejemplo, las zonas muertas existentes en el Golfo de México, resultado de las grandes cantidades de productos químicos emitidos en la producción agrícola no son incluidos en los costes de producción. El precio de los alimentos no tienen en cuenta los daños causados en el Golfo de México.
La producción de alimentos genera unos costes sociales. De hecho, cuanto más parece que se reduce el coste medio de producción de los alimentos, mayor es el coste que se impone a la sociedad.
Consideremos la cría intensiva de animales. La alta densidad de animales en muy poco espacio resulta en una concentración de gérmenes y en la necesidad de utilizar una gran cantidad de antibióticos. La supuesta reducción en el coste de los alimentos contribuye a la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que supone un coste adicional a la sociedad que supera la compensación en el ahorro de los precios de los alimentos.
Monsanto ha reducido el coste medio en la producción de los alimentos mediante el desarrollo de semillas modificadas genéticamente, pero ha dado lugar a plantas que son resistentes a plagas y herbicidas. El aumento de los rendimientos y disminución de los costes medios de producción, sin embargo, ha acarreado unos costes sociales o externos que más que compensar reducen las ventajas. Por ejemplo, los efectos tóxicos sobre los microorganismos del suelo, la disminución de la fertilidad del suelo y un deterioro del valor nutricional de los alimentos, e infertilidad en los seres humanos y animales.
Cuando el patólogo y mibrobiólogo Don Huber de la Universidad de Pardue mostró que se producían consecuencias no intencionadas con los cultivos transgénicos, otros científicos se mostraron reacios, ya que sus carreras dependen de becas de investigación que otorga la Industria Biotecnológica. En otras palabras, Monsanto controla esencialmente la investigación de sus propios productos.
En el libro de Jeffrey M. Smith La ruleta genética, dice: “Los alimentos modificados genéticamente son inherentemente inseguros, y las evaluaciones de seguridad no son fiables para protegernos e identificar la mayoría de los peligros que representan”. Poco a poco se van acumulando pruebas en contra de este tipo de alimentos, sin embargo los Gobiernos siguen sin aprobar normas para el etiquetado de estos productos, ya que están bajo su dominio.
Los pesticidas están dañando a las aves y las abejas. Hace ya algunos años nos enteramos que la ingestión de pesticidas por parte de algunas aves las está llevando al límite de la extinción. También se está produciendo una gran mortandad de abejas, perdiendo su miel y su importante papel en la polinización de las plantas. Esta pérdida tiene varias causas: pesticidas como el sulfoxaflor y el tiametoxam, producidos por Dow y Syngenta. Dow está presionando a la Agencia de Protección Ambiental para que permita la presencia de residuos de sulfoxaflor en los alimentos, y Syngenta recomienda rociar varias veces su pesticida sobre la alfalfa, lo que superaría las cantidades actualmente permitidas.
A medida que las Agencias de regulación caen bajo las redes de la Industria, las Empresas siguen contaminando los alimentos, a las personas y los animales. Aumentan los beneficios de Monsanto, Dow o Syngenta, y todo ello porque los costes asociados a la producción recaen sobre terceros o sobre la vida misma.
Muchos países han impuesto restricciones sobre los alimentos transgénicos. Las leyes rusas equiparan el cultivo de los transgénicos con actos terroristas y quieren imponer sanciones penales. El parlamento francés aprobó una prohibición de los cultivos transgénicos. Sin embargo, Washington presiona a los Gobiernos en nombre de sus mecenas, las grandes empresas Biotecnológicas y Químicas. Dick Cheney, cuando fue vicepresidente, usó su cargo para poner en las Agencias Ambientales a los ejecutivos de las Corporaciones, impidiendo ejercer acciones legales y dificultando la labor de protección del medio ambiente y permitiendo la contaminación de la cadena alimentaria. En lugar de proteger a las personas buscan la forma de conseguir puestos de relieve en las grandes empresas una vez que salen del Gobierno. El economista George Stigler viene denunciando esto desde hace varios años.
El público desea que se etiqueten los alimentos modificados genéticamente, pero Monsanto y la Asociación de Fabricantes de Comestibles lanzan campañas para evitarlo. El pasado 8 de mayo el gobernador de Vermont firmó una ley que obliga al etiquetado. La respuesta de Monsanto ha sido la de demandar al estado de Vermont.
La oposición por parte de la Agroindustria al etiquetado resulta sospechosa. Parece que pretenden ocultar información al público, y esto no es algo positivo en las buenas relaciones públicas. Actualmente, el hecho de que un alimento esté etiquetado como natural no quiere decir que no contenga transgénicos.
Las ventajas de la Ingeniería Genética también son desconocidas, y los costes podrían superar a los supuestos beneficios. Lo que los economistas llaman “producción a bajo coste” podría convertirse en costes muy elevados.
Los economistas de la corriente neoclásica no cejan en su sueño de superar los costes externos, porque piensan que siempre hay una solución. De este modo creen que se puede hacer frente a la contaminación poniendo un precio por contaminar, lo que obligaría a las empresas que más contaminan a desistir. Piensan que de este modo se acabaría con la contaminación. También creen que los recursos son ilimitados, porque consideran que el capital puede sustituir al patrimonio de la naturaleza. Crean un mundo donde reina la fantasía, en el que cada vez se produce más y más sin que eso agoten los recursos naturales. [Véase por ejemplo: Sobre el pico del petróleo y el tecnodinamismo]
Al contrario, los economistas que tienen en cuenta los ciclos ecológicos piensan de un modo diferente. El patrimonio de la naturaleza, es decir, los recursos minerales y la pesca, se están agotando y el medio se ha llenado de contaminantes, tanto en el suelo, como el aire y el agua. Cada acto de producción genera desechos y por tanto contaminación. Como no se miden los costes externos y el agotamiento de los recursos naturales, no hay forma de saber si el aumento de la producción es económica o antieconómica. Todo lo que podemos decir es que estos costes no repercuten en el precio de un producto.
Esto significa que en un mundo cada vez más poblado, la economía neoclásica resulta más irrelevante y menor es su capacidad de contribuir a la compresión de los problemas. Nos dicen si el PIB sube o baja, pero no sabemos el coste real de producción (1).
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1.- Para más información sobre estas cuestiones, puede leer mi libro The Failure of Laissez Faire Capitalism and Economic Dissolution of the West, y el sitio web: http://steadystate.org. [↩]
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http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2014/05/24/el-coste-social-de-los-transgenicos/

The Social Cost of GMOs

The Social Cost of GMOs

Ecological economists such as Herman Daly write that the more full the world becomes, the higher are the social or external costs of production.
Social or external costs are costs of production that are not captured in the price of the products. For example, dead zones in the Gulf of Mexico that result from chemicals used in agriculture are not included as costs in agricultural production. The price of food does not include the damage to the Gulf.
Food production is a source of large social costs. Indeed, it seems that the more food producers are able to lower the measured cost of food production, the higher the social costs imposed on society.
Consider the factory farming of animals. The density of operations results in a concentration of germs and in animals being fed antibiotics. Lowering the cost of food in this way contributes to the rise of antibiotic resistant superbugs that will impose costs on society that will more than offset the savings from lower food prices.
Monsanto has reduced the measured cost of food production by producing genetically modified seeds that result in plants that are pest and herbicide resistant. The result is increased yields and lower measured costs of production. However, there is evidence that the social or external costs of this approach to farming more than offsets the lower measured cost. For example, there are toxic affects on microorganisms in the soil, a decline in soil fertility and nutritional value of food, and animal and human infertility.
When Purdue University plant pathologist and soil microbiologist Don Huber pointed out these unintended consequences of GMOs, other scientists were hesitant to support him, because their careers are dependent on research grants from agribusiness. In other words, Monsanto essentially controls the research on its own products.
In his book, Genetic Roulette, Jeffrey M. Smith writes: “Genetically modified (GM) foods are inherently unsafe, and current safety assessments are not competent to protect us from or even identify most dangers.” The evidence is piling up against such foods; yet the US government is so totally owned by Monsanto that labeling cannot be required.
Pesticides damage birds and bees. Some years ago we learned that ingestion of pesticides by birds was bringing some species near to extinction. If we lose bees, we lose honey and the most important pollinating agent. The rapid decline in bee populations have several causes. Among them are the pesticides sulfoxaflor and thiamethoxam produced by Dow and Syngenta. Dow is lobbying the Environmental Protection Agency to permit sulfoxaflor residues on food, and Syngenta wants to be able to spray alfalfa with many times the currently allowed amount of thiamethoxam.
As the regulators are more or less in the industry’s pocket, the companies will likely succeed in their efforts to further contaminate the food of people and animals. The profits of Monsanto, Dow, and Syngenta are higher, because many of the costs associated with the production and use of their products are imposed on third parties and on life itself.
Many countries have put restrictions on GMO foods. Lawmakers in Russia equate genetically engineered foods to terrorist acts and want to impose criminal penalties. The French parliament has approved a ban on GMO cultivation in France. However, Washington lobbies foreign governments on behalf of its agribusiness and chemical donors. Dick Cheney used his two terms as vice president to staff up the environmental agencies with corporate friendly executives. Just as the political appointees at the SEC would not let SEC prosecutors bring cases against the big banks, environmental regulators have a difficult time protecting the environment and food supply from contamination. The way Washington works is that the regulators protect those they are supposed to regulate in exchange for big jobs when they leave government. The economist, George Stigler, made this clear several decades ago.
The public favors labeling of genetically engineered food, but Monsanto and the Grocery Manufacturers Association have so far been successful in preventing it. On May 8 the governor of Vermont signed a bill passed by the state legislature that requires labeling. Monsanto’s response is to sue the state of Vermont.
The opposition to labeling by agribusiness is suspicious. It creates the impression of hiding information from the public. Normally, this is not good public relations. Currently, foods are mislabeled when genetically engineered food is labeled “natural.”
Breakthroughs in science and technology allow mere humans to play God with insufficient information. The downsides of genetic engineering are unknown, and the costs could exceed the benefits. What economists term “low cost production” might turn out to be very high cost.
Neoclassical economists do not lose sleep over external costs, because they think that there is always a solution. They think that the way to deal with pollution is to price it so that the entity that most needs to pollute ends up with the right. Somehow this is thought to solve the problem of pollution. Neoclassical economists think that it is impossible to run out of resources, because they believe man-made capital is a substitute for nature’s capital. It is a fantasy world in which we become ever more productive and better off and never run out of anything.
Ecological economists see the world differently. Nature’s capital, such as mineral resources and fisheries, are being depleted, and the disposal sinks for wastes are filling up, with land, air, and water being polluted. Every act of production produces useful products and wastes. As external costs and the depletion of nature’s capital are not measured, we have no way of knowing whether an increase in output is economic or uneconomic. All we can tell is whether the costs that are measured are covered by the price of the product.
What this means is that in a full world, neoclassical economics becomes less meaningful and is less able to contribute to our understanding of problems. It cannot even tell us whether GDP is rising or falling as we do not have a measure of the full cost of production.1
  1. For further information on these issues, see my book, The Failure of Laissez Faire Capitalism and Economic Dissolution of the West, and the website: http://steadystate.org. []                             Paul Craig Roberts is an American economist, author, columnist, former Assistant Secretary of the Treasury, and former editor and columnist for corporate media publications. He is the author of The Failure of Laissez Faire Capitalism. Read other articles by Paul, or visit Paul's website.                                                                                                                     http://dissidentvoice.org/2014/05/the-social-cost-of-gmos/#more-54290

martes, 15 de abril de 2014

Fernando de la Mora

Ciudad de Fernando de la Mora, Departamento Central - República del Paraguay.
















lunes, 7 de abril de 2014

Duncan Lou Who, el perro con dos patas

El cachorro de raza Boxer, bautizado como “Duncan Lou Who” maravilla e inspira en su primer y emocionante visita a la playa.
La Bioguía
5 abril 2014 23:31 
Tras haber perdido sus dos patas traseras, el pequeño Duncan continúa disfrutando de la vida con una impresionante habilidad y destreza. En principio, Duncan utilizaba una silla de ruedas especial que lo ayudaba a desplazarse luego de la operación que lo dejó sin dos de sus extremidades. Sin embargo, rápidamente comenzó a valerse de tan sólo sus dos patas con una sorprendente soltura y autonomía.
Luego de un gran esfuerzo en la operación que le salvó la vida, ya que el pequeño nació con una malformación congénita, Duncan disfruta de la vida y enorgullece a quienes creyeron en su recuperación.
El cachorro, que fue rescatado en la ciudad de Vancouver, Estados Unidos -por la sociedad protectora de animales Panda Paws Rescue- es un gran ejemplo de supervivencia y un gran mensaje para quienes no creyeron que valdría la pena salvar su vida.
Fuentes:
http://www.nydailynews.com/news/national/two-legged-dog-enjoys-time-beach-article-1.1742055
http://www.lavanguardia.com/natural/20140331/54405291290/duncan-lou-who-un-perro-con-dos-patas-y-un-gran-instinto-de-superacion.html
www.labioguia.com/duncan-lou-who-el-perro-con-dos-patas/










Profesora Vicki Vance: el ARN de interferencia presente en algunos transgénicos podría tener efectos no deseados sobre la salud (I)


GMWatch, 5 de abril de 2014
                                                                  Imagen: Nature Vídeo
En este artículo se muestra cómo Monsanto está intentando controlar y silenciar las investigaciones y el debate sobre los riesgos de los transgénicos, aquellos que incorporan la tecnología del ARN de interferencia (ARNi).
Las moléculas de microARN presenten en dichos transgénicos están diseñadas para silenciar ciertos genes o afectar a la expresión génica.
En el artículo se describe cómo los grupos de presión de la Industria Agroquímica y a favor de los transgénicos, caso de ILSI, están tratando de evitar la aprobación de un artículo científico sobre la evaluación de riesgos del ARNi.
ILSI está especializada en el diseño de metodologías de evaluación de riesgos relacionados con la Industria de los Transgénicos, los aditivos alimentarios y los pesticidas, para la aprobación de normas reguladoras en todo el mundo. A menudo esto se realiza a través de conferencias y trabajos científicos en los que los investigadores de la Industria colaboran con el organismo regulador y los científicos del sector público, para promover las herramientas de regulación que sean precisas.
De hecho, ILSI, ha diseñado la base para la evaluación de los riesgos de los transgénicos en Europa. Mientras que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha tratado de excluir de su plantilla a todos aquellos expertos que han tenido vínculos con ILSI, lo cierto es que todavía persiste en aquélla sus reglas de evaluación de riesgos de los transgénicos.
Nos damos cuenta de la frustración de los destacados científicos que aparecen a continuación, que se muestran desconcertados ante la actitud de Monsanto sobre la evaluación de los riesgos de los transgénicos, sin embargo pone poco empeño en asegurarnos que sus transgénicos son seguros.
Estoy sorprendida del tiempo y la energía empleada por Monsanto para tratar de aplastar mi investigación, porque pone un punto de contraste. Soy una profesora que dirige un pequeño laboratorio de investigación en Carolina del Sur”. – Vicki Vance, profesora de la Universidad de Carolina del Sur.
“¿Por qué no tienen en consideración que puede haber un peligro para la gente en sus plantas transgénicas? Incluso si sólo hubiera una pequeña posibilidad de que sean peligrosas “ – Vance hace una pausa, ya que se encuentra frustrada tras numerosas conversaciones con Monsanto- “No entiendo su modo de pensar”, suspira.
—-
Enmudecida por Monsanto
Por Caitlin Rockett, 3 de abril de 2014
Boulder Weekly
 Después de casi 30 años estudiando cómo las plantas utilizan sus genes para defenderse de los virus, Vicki Vance, profesora en la Universidad de Carolina del Sur, no ve en la modificación genética de las plantas un esfuerzo malévolo o una actitud arrogante de creerse dioses.
El ADN pasa de unos organismos a otros; es algo de lo más natural. Si ese fuese el problema con las plantas transgénicas, no sería una buena razón para estar en contra de ellas”, dice Vance.
Sin embargo, tiene problemas con las grandes Corporaciones, que utilizan su dinero y su poder para ocultar los riesgos de las nuevas tecnologías empleadas en la modificación genética.
No soy una persona que esté en contra de los transgénicos, ni tengo sentimientos en contra de Monsanto, pero…”, dice ella, a medida que su voz se va apagando.
Eso fue antes de que se hiciese una investigación en China, antes de que recibiera algunos toques de atención por parte de Monsanto, antes de que ella se diera cuenta de que no podía obtener financiación para su trabajo de investigación, que creía podría cambiar la forma en que tratamos el cáncer y otras enfermedades. Su investigación supuso un encontronazo con las Corporaciones más poderosas del mundo.
Vance no es una desconocida en el mundo de la investigación del ARN. En una conferencia celebrada en junio de 2011, organizada por el Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ILSI), se reunieron un grupo de académicos, de profesionales de la Agencias de Protección Ambiental, del Departamento del Programa de Análisis de Riesgos Ambientales en la Agricultura, y miembros de la Industria Biotecnológica, en Washington DC. Vinieron para evaluar los riesgos ambientales de una nueva técnica, muy prometedora, para proteger los cultivos de los insectos, una tecnología que establece un proceso de regulación de genes mediante el ARN de interferencia.
Vance no era una simple asistente al evento, iba a dar la conferencia inaugural. Había estudiado las pequeñas moléculas de ácido ribonucleico de interferencia, siRNA, durante la mayor parte de su vida profesional. Su nombre aparece a menudo en trabajos académicos y actas de congresos sobre el tema del silenciamiento génico, que es la función principal de la llamada tecnología ARNi.
En ese momento, las opiniones de Vance, y del resto de asistentes, era más bien positivo: “No veíamos riesgos plausibles en la utilización de los mecanismos del ARNi, en comparación con otras plantas modificadas genéticamente con rasgos similares”.
En ese momento, estaba, qué demonios, segura ¿Cómo iban a ser peligrosas?”, dice Vance. “El gusano de la raíz del maíz ingerirá estos siARN, dejando de producir las proteínas esenciales que promueven las plagas. Al parece funcionaba muy bien. De lo contrario habría que utilizar plaguicidas, sustancias químicas que son tóxicas”.
Pero su postura sobre el ARNi utilizado como pesticida cambiaría poco después de esta Conferencia.
Controvertida investigación
El ARNi tiene aplicaciones tanto en el mundo de la medicina como en la agricultura. Pero estos dos mundos no tienen el mismo tratamiento en lo que se refiere al ARN. Mientras que la comunidad médica está tratando de perfeccionar los procesos para que el cuerpo humano acepte cadenas de ARN modificadas, las empresas agrícolas trabajan en el campos de los transgénicos, y están tratando de demostrar que sus cadenas de ARN no pueden ser asimiladas por el cuerpo humano.
Por ejemplo, algunos microARN interfieren en la división celular y el bloqueo del cáncer. Estos ARN supresores de tumores no están presenten en los pacientes con cáncer. Si pudieran ser sustituidos, mediante un tratamiento experimental que se conoce como terapia de reemplazo de los microARN, entonces los médicos podrían, en teoría, evitar la proliferación de las células cancerosas. Sin embargo, en la agricultura, el ARN está diseñado como un pesticida para matar los insectos que atacan los cultivos, como los esfuerzos de Monsanto para acabar con el gusano del maíz, una plaga muy destructiva que reduce la producción de maíz, siendo muy importante que el ARN presente en el maíz consumido por los humanos no se infiltre posteriormente en nuestras células, provocando no se sabe qué consecuencias indeseadas.
En resumen, el mundo de la Medicina necesita que el ARN modificado genéticamente sea asimilado por nuestro organismo, y en el mundo de la Agricultura, justo lo contrario.
En septiembre de 2011, tres meses después de que Vance hiciese la presentación de los ARNi en la Conferencia de ILSI, un equipo dirigido por Chen-Yu Zhang, de la Universidad de Nanjing en China, publicó un artículo en la revista Cell Research. Alegaba en su estudio que en su trabajo con mamíferos ( ratones, en su caso) observó que asimilaban pequeños ARN al consumir plantas. Estos ARN regulan la expresión de los genes en los mamíferos [...]
Este equipo informó del hallazgo de pequeñas moléculas de ARN en la sangre y en los tejidos de los ratones y en los seres humanos. Encontraron que una molécula en particular del ARN presente en el arroz podía inhibir una proteína que se encarga de eliminar las lipoproteínas de baja densidad, el denominado colesterol malo de la sangre. Si realmente se ha constatado la presencia en los seres humanos, esto indicaría que el consumo de alimentos que contengan ARN modificado genéticamente, podría tener un vínculo con enfermedades cardíacas y otros problemas de salud relacionados con el colesterol.
Eso nunca de había dicho antes. Nadie había pensado en eso. ¿Eso quiere decir que si comes una planta que tenga ese ARN se va a producir una regulación en la expresión de los genes? Creo que esto debe de tenerse en cuenta… Pero se ha producido una gran resistencia. Cuando aparece algo que es inesperado, se produce una gran resistencia”.
Ya la resistencia era evidente incluso antes de que se publicase el estudio del equipo chino. El artículo que pensaba publicar este equipo fue rechazado por revistas como Science, Cell and Molecular Cell. Zhang dijo a The Scientist Magazine que se pudo deber a que su descubrimiento era demasiado extraordinario.
La mayoría de las personas, aquellas que especulan acerca de nuestro trabajo, no se lo creyeron, porque la idea dominante en ese momento quedaba desbaratada con los resultados obtenidos”, dijo Zhang a Boulder Weekly, en una reciente entrevista de Nanjing. “No piensan aceptar estos resultados hasta que se tengan nuevos datos o que otros equipos reproduzcan y obtengan resultados parejos. Y, por supuesto, hay otras personas que por razones que no quiero decir…ni siquiera lo tienen en consideración. Van en contra de nuestro descubrimiento, sin importarles lo que esto representa”.
Este trabajo ha creado tanta polémica que otra importante revista, Nature Biotechnology, hizo movimientos muy poco usuales. Publicaron una carta de otro equipo que había obtenido conclusiones negativas. En otras palabras, se trataba de un estudio que no presentaba nuevas conclusiones, sólo un intento que acabó en fracaso al intentar reproducir los resultados de Zhang.
El nuevo informe, resultado de la colaboración entre miRagen Therapeutics y Monsanto, señalaba los hallazgos controvertidos del estudio de Zhang. El estudio provocó un intenso debate, ya que había detectado la presencia de microARN en el plasma sanguíneo de los seres humanos, e indicaba que uno en particular, el miARN 168 A, se encontraba en el arroz, al ser ingerido alcanzaba la circulación sanguínea de los ratones, produciendo una modulación de los genes objetivos del miARN”.
El artículo continúa diciendo que en el estudio de miRagen/Monsanto se utilizaron tres grupos diferentes de ratones para el control y comparación, no encontrando la presencia de miARN 168 A en el plasma sanguíneo ni el tejido hepático de los ratones alimentados con una dieta de arroz, y atribuía los cambios en los niveles de lipoproteínas de baja densidad en la sangre de los animales a las diferentes dietas que habían recibido los ratones de los diferentes grupos.
Uno de los problemas de comer sólo arroz, sin ningún otra fuente de proteínas, es que el metabolismo muestra la carencia de una dieta equilibrada, en lugar de achacar los cambios al microARN y la expresión de genes de otras especies”, dice William Marshall, Presidente y Director ejecutivo de miRagen Therapeutics. miRagen es una compañía de investigación del ARN utilizado en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, enfermedades metabólicas y la fibrosis.
Marshall dice también que cree que es importante que la revista Nature Biotechonology rompiese la tradición y publicase el estudio de miRagen/Monsanto.
Es una tendencia general que las publicaciones científicas no publiquen muy a menudo los estudios que contradicen otros. Las revistas de Ciencia quieren informar sobre las innovaciones y los éxitos. Pero la publicación en Nature Biotechnology se hace para intentar destacar estos resultados, porque si no se dice que existen dudas sobre la validez de un estudio, este estudio se puede acabar convirtiendo en una cosa dada por cierta. Así es como funciona la literatura científica. Y creo que es importante que nos replanteemos este viejo sistema, algo muy importante en la Ciencia de hoy en día”.
Sin embargo, Marshall dice sentirse decepcionado por no poder reproducir los resultados obtenidos por Zhang.
 Fuente: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2014/04/07/profesora-vicki-vance-el-arn-de-interferencia-presente-en-algunos-transgenicos-podria-tener-efectos-no-deseados-sobre-la-salud-i/

domingo, 6 de abril de 2014

El imperialismo estadounidense

· 17 oct, 2013
El concepto ‘imperialismo estadounidense’ es aceptado por la mayor parte de la comunidad internacional, tanto por políticos como por historiadores. Es un hecho incuestionable que Estados Unidos ha tenido un comportamiento imperialista desde el inicio de su formación como país, y especialmente a lo largo del S.XX.
Se puede definir imperialismo como la “actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política.” (fuente: RAE). Así pues, cuando Estados Unidos interviene en Afganistán o en Iraq es una forma de imperialismo, o cuando apoya dictaduras militares en ciertos países, o lanza guerras de prevención (por si acaso) sobre otras naciones, es imperialismo también. Imperialismo por medio de la fuerza militar.
Aunque también se podrían mencionar el imperialismo político (como cuando EEUU obliga a otras naciones a adoptar decisiones políticas por medio de presiones) o el imperialismo económico (cuando decide poner en marcha el bloqueo a Cuba, por ejemplo), en este artículo vamos a centrarnos únicamente en el imperialismo militar, que se traduce en guerras y conflictos por todo el mundo.
Porque el imperialismo es un concepto que abarca una dimensión global. No existe el imperialismo a pequeña escala. Forjar un imperio siempre implica grandes dimensiones. En el caso del Imperio estadounidense, está claro que el tablero donde se juega la partida es el mundo. Ningún rincón se escapa. Desde países grandes, como la antigua Unión Soviética, hasta países pequeños y desconocidos, como la isla de Granada. Todos han sufrido, sufren y sufrirán alguna forma de imperialismo.
Estados Unidos, en su camino hacia la protección del mundo y la eliminación de los enemigos de la democracia y la libertad, ha forjado un ejército que se extiende por todos los continentes de la Tierra. El gobierno estadounidense tiene incluso una serie de ‘Comandos de combate’ que se reparten el mundo y lo protegen. En el siguiente mapa se observa cómo tiene Estados Unidos dividido el escenario mundial.
ARTÍCULO RELACIONADO: El imperio (Juan Pérez Ventura, Septiembre 2012)
A continuación repasamos algunas de las guerras y conflictos en los que los Estados Unidos han tenido algo que ver. Todas ellas han tenido lugar fuera del territorio estadounidense, ya que son guerras expansionistas, en las que el objetivo es extender y aumentar geográficamente el poder de Estados Unidos por el mundo. Muchas son guerras o conflictos que nacen en determinadas naciones (como guerras civiles, golpes de estado… etc), pero que no sólo tienen efectos en el propio país, sino que, debido a la intervención de una potencia mundial como Estados Unidos, se vuelven conflictos de importancia internacional. Por ello podemos decir que la mayoría de las guerras de este tipo son al mismo tiempo conflictos locales y globales.
INTERESANTE: En este artículo vamos a tratar únicamente algunas guerras debido a una simple razón: abordar todas es imposible. La lista de guerras en las que ha participado Estados Unidos es larguísima.

Intervención estadounidense en México (1846-1848)

Comenzamos el repaso de conflictos con una guerra del S.XIX. Aunque es algo complicado entender ahora cómo estaban trazadas las fronteras políticas de los estados mexicanos y estadounidenses en esos años, lo cierto es que todo terminó con la adhesión por parte de EEUU de los estados de Texas, California, Nevada, Utah, Colorado, Arizona, Nuevo México y Wyoming. No está nada mal. Para ser una de las primeras guerras imperialistas, el objetivo de la expansión territorial se consiguió bastante bien.
Todo comenzó por un problema de fronteras, como suele pasar muchas veces. El territorio conocido como la República de Texas era un estado independiente, un tercer ‘país’ entre Estados Unidos y México. México no reconocía como independiente este territorio, y Estados Unidos aceptó adhesionar la República de Texas a su territorio nacional. El presidente estadounidense James Knox Polk envió al ejército a vigilar la frontera entre Texas y México (que estaba en el Río Nueces), pero en realidad las órdenes eran traspasar el Río Nueces y llegar hasta el Río Bravo (que ya no era territorio de la República de Texas, sino de México).
Al internarse las tropas estadounidenses en el territorio mexicano, fueron atacados, y así se inició la guerra. El 13 de Mayo de 1846 Estados Unidos declaró la guerra contra México. Ante el ataque de defensa del ejército Mexicano, Estados Unidos decidió magnificar el conflicto y atacó en varios frentes: desde el Oeste, por el territorio de la Alta California y el Océano Pacífico, y también por Nuevo México (estado mexicano en aquel momento).
Los territorios de Nuevo México, Alta California, Baja California y los estados de Coahuila, Veracruz, Puebla y el Estado de México fueron ocupados por el ejército de Estados Unidos. A los puertos marítimos de otros estados se les aplicó un bloqueo naval. En 1847 el General Winfield Scott entró desde el puerto de Veracruz en el corazón de México y ocupó la capital, Ciudad de México.
El 2 de febrero de 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, que puso fin a la guerra e intentó contentar a ambas partes con las nuevas fronteras. Como podemos ver en el anterior mapa, el gobierno de México llegó a ofrecer una reducción de su frontera (línea azul) bastante considerable y generosa. Pero las ansias imperialistas (expansionistas) de Estados Unidos eran tales que, en una proposición vergonzosa e irrespetuosa ante México, el estadista Samuel Houston propuso que la nueva frontera estuviera en San Luis Potosí (línea rosa), lo que habría supuesto que México perdiera más del 70% de su territorio.
Finalmente no se realizó esa división, y la frontera quedó establecida tal y como sigue hoy en día: a la altura de la ciudad de El Paso. El Tratado de Guadalupe Hidalgo dio a los EEUU el control indiscutible sobre Texas, estableció el Río Bravo del Norte (o Río Grande) como la línea divisoria entre Texas y México, y se estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Asimismo, Estados Unidos aceptó patrullar su lado de la frontera y los dos países aceptaron dirimir futuras disputas bajo arbitraje obligatorio. La conocida como Censión mexicana significo para México significó la pérdida de más de 2.100.000 km² de tierra, el 55% de su territorio de entonces.
El fin de la guerra parecía contentar a ambos países, sin embargo, cuando el Senado estadounidense ratificó el Tratado, eliminó el Artículo 10, que garantizaba la protección de las concesiones de tierras dadas a los mexicanos por los gobiernos de España y de México. También debilitó el Artículo 9, que garantizaba los derechos de ciudadanía de los mismos. La banca siempre gana.

Segunda intervención en México (1914)

No contentos con el saqueo territorial que supuso la Intervención en México en 1846, Estados Unidos desembarcó en el puerto de Veracruz sin declaración alguna de guerra contra México. La excusa fue el irrelevante Incidente de Tampico.

Rotas las relaciones entre ambos países, España se hace cargo de los intereses mexicanos en Washington y las repúblicas de Argentina, Brasil y Chile ofrecieron mediar en el conflicto, siendo aceptados por los Estados Unidos y México. Las Conferencias de Niágara Falls dirimieron el conflicto. Finalmente la diplomacia evitó las armas y apaciguó las ansias estadounidenses por invadir otros países.

Tercera intervención en México (1917)

Aunque parezca mentira, tres años después Estados Unidos volvió a adentrarse en territorio mexicano. El presidente estadounidense Woodrow Wilson envió tropas a México encabezadas por el General John “Black Jack” Pershing para capturar al líder revolucionario Pancho Villa. Durante 11 meses, los 10.000 soldados de la Expedición Punitiva de Pershing recorrieron los desiertos del inmenso estado de Chihuahua. Pershing fracasó en su misión y quiso atacar también al Ejército Mexicano. Pancho Villa desapareció en el extenso territorio mexicano y nunca fue capturado. Las tropas norteamericanas, derrotadas, regresaron a Estados Unidos.
Estas tres intervenciones en México nos dan una pista del comportamiento que Estados Unidos iba a mostrar a lo largo del S.XX por toda la geografía mundial.

Golpe de Estado en Irán (1953)

En este episodio histórico se observa a la perfección cómo funciona el mundo y cuáles son las artes del sistema económico para sobrevivir. Es un caso flagrante de codicia y maldad, ya que no sólo tuvo como objetivos derrocar un régimen democrático y explotar los recursos naturales de otro país, sino que además se escondió durante 50 años en secreto para que la gente nunca supiera lo ocurrido.
El golpe de Estado en Irán fue una operación orquestada por el Reino Unido y los Estados Unidos para derrocar al gobierno del primer ministro Mohammed Mosaddeq y su gabinete. Gracias a la labor de Kermit Roosevelt, que trabajaba para la CIA en una operación encubierta, se sobornó a distintos cargos de las administraciones iraníes, lo que facilitó el golpe.
Según la BBC, Gran Bretaña, motivada por el riesgo de perder su control sobre los campos petrolíferos iraníes, financió los sobornos concedidos a oficiales del ejército, medios de comunicación y otros agentes de la sociedad iraní. El proyecto para derribar al gobierno iraní recibió, en las comunicaciones de los gobiernos británico y estadounidense, el nombre de Operation Ajax (oficialmente TP-AJAX). El golpe devolvió al monarca autoritario Mohammad Reza Pahlavi la posición dominante en la política iraní.
El golpe de 1953 derrocó al entonces primer ministro iraní Mohammed Mossadeq, que había defendido la nacionalización de la industria petrolera de Irán. Mosaddeq decidió que Irán debía obtener beneficios de sus campos petrolíferos e inició la nacionalización de las industria petrolífera, que era controlada en aquel entonces por la Anglo-Iranian Oil Company (más tarde llamada British Petroleum Company). Gran Bretaña señaló que Irán estaba violando los derechos de las compañías e incentivó el boicot mundial al petróleo iraní, lo que produjo una crisis económica en ese país.
NOTICIA: La CIA reconoce abiertamente su participación en el golpe de Estado que tuvo lugar en Irán en 1953.

“El golpe militar que hizo caer a Mossadeq y su gabinete del Frente Nacional fue llevado a cabo bajo dirección de la CIA como un acto de política exterior norteamericana”, dicen los documentos desclasificados en 2011 y publicados en 2013.
Este ‘acto de política exterior’ es denunciable y reprochable no sólo por haber tenido objetivos económicos como el de extraer el petróleo de otra nación para enriquecer a una compañía inglesa como BP, sino por haber motivado el derrocamiento de un régimen constitucional y de un primer ministro elegido democráticamente por el pueblo iraní, para colocar después una monarquía absoluta y devolver el poder a un shah (emperador). Todo para extender el poder (en este caso político y económico) a otros territorios del mundo. El objetivo del imperialismo se puede conseguir de dos maneras: conquistando el territorio o colocando gobernantes afines.
Estados Unidos, país que promueve la democracia por todo el mundo, realizó con Irán un ejercicio de hipocresía e irresponsabilidad que no debería ser olvidado por la sociedad. No pueden dar lecciones de democracia aquéllos que no la respetan.
MÁS INFORMACIÓN: La CIA en Irán, golpe de Estado de 1953

Invasión de Bahía de Cochinos (1961)

El 1 de enero de 1959, después de 25 meses de lucha guerrillera, triunfó la Revolución cubana dirigida por Fidel Castro. Hasta entonces, y desde la independencia formal de España en 1898, Cuba había estado bajo la influencia política y económica de Estados Unidos, incluyendo varias ocupaciones militares (1898, 1902 y 1906). En un contexto de plena Guerra Fría, la administración estadounidense consideró que la Revolución Cubana era serio peligro, no solo por el hecho de tener tan próximo un aliado de la Unión Soviética, sino porque desde muy temprano quedó en evidencia que los nuevos dirigentes tenían intenciones de prestar apoyo a otras revoluciones en Latinoamérica.
Los Estados Unidos suspendieron la cuota azucarera y dejaron de comprar este recurso a Cuba, que en aquel entonces era prácticamente su único producto de exportación con alta rentabilidad, pero pronto el gobierno cubano encontró un comprador seguro en la Unión Soviética. El gobierno norteamericano detuvo todas las ventas de petróleo a Cuba provenientes de Estados Unidos y sus países aliados con el propósito desestabilizador de paralizar la industria y en general la economía de la isla, pero la URSS rápidamente respondió enviando petróleo crudo a Cuba, las refinerías de capital norteamericano se negaron a procesar el petróleo soviético. En respuesta a estas acciones injerencistas, Cuba nacionalizó progresivamente todas las posesiones de empresas estadounidenses en el país.

Las sanciones no son suficientes: hay que atacar

Además de decretar casi de inmediato el embargo económico de Cuba, el presidente americano Dwight Eisenhower no tardó en ordenar el apoyo de organizaciones anticastristas tanto dentro como fuera de la isla que trataran de derrocar al régimen de Fidel Castro, y así se organizaron cientos de intentos de asesinato del líder cubano por parte de la CIA (posteriormente desclasificados). Esta situación llevó a la ruptura de toda clase de relaciones políticas y económicas entre los dos países.
El 17 de marzo de 1960, Eisenhower ordenó a la CIA la organización de una unidad paramilitar compuesta por exiliados cubanos, con el propósito de derrocar a Fidel Castro. En esta misión, la CIA tenía la responsabilidad de coordinar acciones de inteligencia con grupos anticastristas dentro de Cuba, que pudieran facilitar la invasión. Se confiaba en levantamientos populares contra Castro y en deserciones masivas en sus fuerzas.

En noviembre de 1959 comenzaron a reunirse grupos que no estaban de acuerdo con el régimen socialista, como la Legión de Acción Revolucionaria (LAR) o la Acción Católica Universitaria (ACU). Estos movimientos estaban formados, en su mayoría, por jóvenes universitarios católicos de clases acomodadas, que recibieron además el apoyo de la CIA. Se creó el Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR). Muchos de sus miembros se trasladaron a los Estados Unidos para ser entrenados militarmente por la CIA.
En un origen, se planeó que la operación militar consistiría en una lucha de guerrillas, pero posteriormente una decisión política del gobierno de Estados Unidos la transformó en una sola brigada de combate, bautizada como Brigada 2506.

Estados Unidos 0 – 1 Cuba

Ese fue el resultado de la partida militar que se jugó durante cinco días en las costas de Cuba. El gobierno de Fidel Castro consiguió repeler el ataque de la Brigada 2056.
El 17 de abril de 1961, la Brigada 2506, transportada por un carguero de la CIA, desembarca en Playa Girón y en Playa Larga. Los primeros combates los favorecen, hasta que 20.000 soldados, voluntarios y milicianos reunidos por Castro los rodean. Poco a poco los invasores se quedan sin municiones y sin poder retirarse, ya que los buques de la CIA  habían sido hundidos por los T-34 cubanos.
Después de dos días de combate, la Casa Blanca acepta enviar seis cazas del portaaviones Essex para apoyar a los bombarderos B-26 de la CIA piloteados por cubanos, que intentarán torcer el destino. Pero un gran error lo desbarata todo: los cazas llegan a cielo abierto a las cuatro de la mañana, hora de Miami. No encuentran a nadie. Los B-26, que llevaban la hora de Managua (Nicaragua) en sus relojes, llegan una hora después.
Bahía de Cochinos fue un desastre para los invasores: una cantidad nunca revelada de entre 100 y 400 personas murieron en los combates, otros 1.200 fueron apresados. Fidel Castro, que se puso al frente de las fuerzas defensoras, se mostró al mundo como un triunfador y Estados Unidos no pudo ocultar su fracaso.
Los prisioneros anticastristas fueron juzgados y condenados a prisión por el gobierno cubano. Los sobrevivientes fueron canjeados a fines de 1962 con el gobierno estadounidense a cambio de 53 millones de dólares en forma de alimentos, medicinas y tractores. El 29 de diciembre de 1962 llegaron a EEUU los sobrevivientes de la Brigada 2506, donde fueron recibidos y homenajeados por el presidente Kennedy.
La victoria generó un enorme respaldo político a Fidel Castro entre las masas cubanas y permitió a su régimen profundizar en el “carácter socialista” de la Revolución Cubana, proclamado tiempo antes, mientras que la oposición interna quedaba neutralizada por la alarma generada durante la invasión. El mismo Che Guevara declaró poco después que el fracaso estadounidense había resultado de inestimable ayuda pues fortalecido “como nunca antes” el apoyo de las masas cubanas hacia el régimen de Castro, sirviendo además de duro revés propagandístico para los EEUU.

Más intentos de invasión por parte de Estados Unidos

Después de llegar la Brigada 2506 a Estados Unidos, los sobrevivientes fueron invitados a ingresar en el Ejército Estadounidense. El Gobierno decidió volver a preparar una nueva invasión, y consiguió que el dictador nicaragüense Anastasio Somoza aceptara dar su apoyo y prestó el territorio de Nicaragua para organizar las nuevas bases militares americanas.
Desde Nicaragua se hicieron varios ataques de sabotaje contra instalaciones en Cuba, pero la operación terminó cuando en 1964 se atacó por error al barco español Sierra Aránzazu al confundirlo con el barco cubano Sierra Maestra. En ese ataque murieron tres españoles, entre ellos el capitán del barco. La CIA tuvo que pagar un millón de dólares como indemnización a España, y el Gobierno de Estados Unidos decidió poner fin a las actividades militares para intentar invadir Cuba.
Con estos conflictos Estados Unidos demostró varias cosas: que insistían en expandir su poder como fuera, que no siempre ganaban y que muchas veces hacían el ridículo. Aun así, los fracasos en las costas de Cuba no les detuvieron para seguir, durante el resto del S.XX, atacando e invadiendo varios países del mundo.

Guerra civil de Angola (1975-2002)

La Guerra civil de Angola ha sido el conflicto más largo que ha tenido lugar en África. Se libró como una escalada de la Guerra de la Independencia de Angola (1961-1974), que enfrentó a varios movimientos angolanos enemigos y a sus aliados, pero resultó de manera inmediata del proceso de descolonización de 1974-1975, que agudizó y amplificó esta guerra.
El conflicto de Angola enfrentó al gobierno del MPLA contra la UNITA, el FNLA, Sudáfrica y Zaire (actual RD Congo), que estaban apoyados por Estados Unidos. Al gobierno angoleño lo ayudó especialmente Cuba, que se tomó muy en serio esta guerra que Fidel llamó “contra el imperialismo”.

Todo comenzó con la descolonización

Hacia el siglo XVI, Portugal y el reino de El Congo mantenían una estrecha relación comercial basada en el intercambio: en tanto que el reino del Congo se valía de la capacidad de recursos para evangelizar a los nativos, convertirlos al cristianismo con el objetivo de acrecentar su poder y autoridad, los portugueses que realmente perseguían un fin evangelizador, también estaban atentos a otro tipo de prestaciones: la trata de negros.
En un comienzo hubo un espíritu de entendimiento entre ambos países, pero luego el proyecto esclavizador trajo consigo un desequilibro tal que generó, no sólo problemas sociales, sino un debilitamiento del poder. Fue cuando ambos bandos quedaron enfrentados y Portugal tomó el control de una fracción de Angola. El desmantelamiento abusivo de Angola llevó gran prosperidad a Portugal.
A mediados del siglo XX , los angoleños comenzaron a organizarse mediante la formación del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) y del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), independencia que logran en 1975.

Independientes, pero enfrentados

Una vez conseguida la independencia y eliminado el imperialismo portugués, al pueblo de Angola le apareció un nuevo enemigo: los imperialistas occidentales. Estados Unidos y Sudáfrica estaban muy interesados en rellenar el poder que habían dejado los portugueses.
Muchos años después de que terminara el conflicto, un analista sudafricano recordó que: “En Angola, soldados negros –cubanos y angolanos- derrotaron a las tropas blancas en combate, esa ventaja psicológica, esa ventaja que el hombre blanco ha disfrutado y explotado durante más de 300 años de colonialismo e imperio. El elitismo blanco ha recibido un golpe irreversible en Angola y los que estuvieron allí lo saben.”
Al conseguir la independencia, las Naciones Unidas reconocieron legítimamente el gobierno del MPLA con su líder en el poder, José Eduardo Dos Santos, pero ni Estados Unidos ni Sudáfrica lo aceptaron. Los tres movimientos nacionalizadores: el FNLA, el MPLA y la UNITA, quedaron entonces enfrentados por la toma del poder.

El conflicto de Angola se extendió a otros territorios involucrando a Zaire, Sudáfrica y Namibia. Los intentos por frenar las múltiples ofensivas fueron varias: en 1988 se firmó el Acuerdo Trilateral de Nueva York mediante el cual Angola, Sudáfrica y Cuba aceptaban la independencia de Namibia. Asimismo, Sudáfrica se comprometía a quitar su apoyo al UNITA, retirando sus tropas de Angola. De la misma manera, se establecieron treguas que no fueron duraderas.
Aunque la contienda comenzó por el rechazo del FNLA y de la UNITA a compartir el poder con el MPLA, realmente se perpetuó por el apoyo internacional a cada uno de los bandos, y se alargó durante la década de los ’90 por la negación de Jonás Savimbi de aceptar los resultados electorales de 1992. La guerra terminó sólo tras la muerte de éste en 2002, dejando al menos 3.500 muertos, cuatro millones de refugiados y unos 100.000 mutilados, especialmente por las minas antipersonas.

El transcurso de la guerra

Por José Daniel Ferro para rebelion.org
En el caso de Angola, la más extensa y rica de las colonias portuguesas, el gobierno de los Estados Unidos puso en acción un plan encubierto para aplastar al pueblo angolano e implantar un gobierno títere. Punto clave fue su alianza con Sudáfrica para frustrar la independencia del país y convertirla en un condominio del corrupto Mobutu y del fascismo sudafricano, cuyas tropas no vaciló en usar para invadir a Angola.
Dictadores, terroristas, ladrones y racistas confesos, protegidos por el llamado “mundo libre”, engrosaban las filas de los “combatientes de la libertad”, como pocos años más tarde los bautizaría el presidente norteamericano Ronald Reagan.
A mediados de octubre de 1975, mientras el ejército de Zaire y fuerzas mercenarias reforzadas con armamento pesado y asesores militares sudafricanos se aprestaban a lanzar nuevos ataques en el norte de Angola, por el sur columnas de blindados sudafricanos entraron en el país con el fin de ocupar la capital antes de la proclamación de la independencia el 11 de noviembre.
En ese momento sólo había en Angola 480 instructores militares cubanos, en respuesta a la solicitud hecha por el Presidente del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) Agostinho Neto. Pero ante la inminencia del ataque, Cuba acordó enviar tropas que combatieran a los ejércitos de Sudáfrica, la mayor y más rica potencia en ese continente, y de Zaire, el más rico y bien armado títere de Europa y Estados Unidos.
A más de 10 mil kilómetros de distancia, Cuba inició la que dio en llamarse Operación Carlota, nombre en clave de la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de cuantas realizara hasta la fecha. El imperio no pudo alcanzar sus propósitos de desmembrar Angola y escamotear su independencia, y nunca imaginó que un país del Tercer Mundo, actuando en apoyo de otro pueblo, les iba a derrotar en un campo de batalla.
La agresión imperialista fue detenida en poco más de un mes. 36 mil soldados cubanos se encargaron de hacer retroceder al ejército racista sudafricano más de 1.000 kilómetros hasta su punto de partida, la frontera de Angola y Namibia, enclave colonial del gobierno del apartheid. Por el norte, en pocas semanas las tropas regulares de Mobutu y los mercenarios habían sido también expulsados del territorio angoleño.
Tras esta primera victoria, Cuba acordó la retirada paulatina de sus tropas a medida que la República Popular de Angola iba formando su propio ejército. Pero a principios de los 80 los gobiernos de Pretoria y Washington retomaron su política de agresiones. En esa década creció la lucha de los pueblos de Namibia, Zimbabwe y Sudáfrica contra el colonialismo y el apartheid. Angola se convirtió en sólido baluarte de esos pueblos, a los que Cuba brindó también todo su apoyo. Los crímenes del régimen del apartheid se sucedieron.
A finales de 1987 se produjo la última gran invasión contra Angola. Sudáfrica y Estados Unidos lanzaron el último y más amenazador golpe contra el país. Pese al serio peligro de agresión militar que también enfrentaba Cuba, el gobierno revolucionario decidió de nuevo reunir a las fuerzas necesarias para asestar un golpe definitivo a las pretensiones sudafricanas. Como en 1975, un número ingente de tropas y medios de combate cruzaron rápidamente el Atlántico, desembarcando en la costa sur del país, para atacar junto al ejército angoleño a las poderosas fuerzas sudafricanas.
Esta vez fueron 55 mil los soldados cubanos que pusieron punto final a la agresión militar extranjera contra Angola. Pero suman millones los hombres y mujeres que aseguraron desde Cuba el éxito de cada misión y se esforzaron para que nada faltara a la familia del combatiente o colaborador civil. La gesta resultó decisiva para consolidar la independencia de Angola y alcanzar la de Namibia. Fue además una contribución significativa a la liberación de Zimbabwe y a la desaparición del odioso régimen del apartheid en Sudáfrica. En total más de 300.000 combatientes internacionalistas, y cerca de 50.000 colaboradores civiles cubanos, se ofrecieron de forma voluntaria para una misión que no tiene parangón en la historia.

El verdadero motivo: el petróleo

Los recursos naturales de Angola son importantes en comparación con la mayoría de los países africanos, especialmente adecuados para el desarrollo de la economía industrial. Existen grandes reservas de petróleo y gas, concentradas en las zonas marítimas de la costa alrededor de Cabinda y el estuario del Congo. La calidad del crudo es generalmente buena, con bajo contenido de azufre. En la región de Cabinda se extraen aproximadamente 900.000 barriles al día, lo que implica el 60% de la producción total de petróleo de Angola.
Además, en amplias zonas del noreste de Angola existen yacimientos de diamantes, y otras piedras preciosas para usos industriales. En el suroeste hay grandes depósitos de mineral de bajo grado. En todo el país, especialmente en las alas, entre la franja costera y la meseta central, se sabe que existen cantidades explotables de otros minerales y metales.
Durante la guerra, ambos bandos lucharon por dominar los recursos naturales del país para financiar su lucha. El gobierno del MPLA se financiaba con los recursos proporcionados por las exportaciones de petróleo en la costa, mientras que la UNITA lo hacía con el contrabando de diamantes.
Fidel Castro denunció las intenciones de Estados Unidos en la Guerra de Angola, en una célebre intervención en la Asamblea General de la ONU:
“Lo tenían todo planeado desde hace mucho años, cuando los imperialistas sabían que, algún día, esas colonias se liberarían, empezaron a organizar sus movimientos. Cabinda tiene grandes recursos petroleros. Esa es una de las razones por las que los imperialistas quieren apoderarse de Angola. Y así organizaron el FLNA, con gente de la CIA. Algunos imperialistas se preguntan porqué ayudamos a los angoleños, que qué intereses tenemos nosotros allí. Ellos están acostumbrados a pensar que cuando un país hace algo es porque está buscando petróleo, diamantes, cobre o algún recurso natural. No. Nosotros no buscamos ningún interés material. Y los imperialistas es lógico que no lo entiendan, porque se guían por criterios exclusivamente chovinistas, nacionalistas, egoístas. Nosotros estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola.”
VIDEO: Discurso de Fidel Castro en la ONU sobre el imperialismo y la guerra en Angola
Fidel Castro se tomó muy en serio el conflicto de Angola. La participación cubana en la Guerra civil de Angola fue muy importante, ya que combatió no sólo contra los enemigos del gobierno angoleño, sino también contra tropas de Zaire, ejércitos armados, financiados y asesorados por EEUU y contra tropas del ejército de Sudáfrica, entonces dominada por el gobierno racista del apartheid. El contingente militar cubano llegó a tener 52.000 hombres y unos 1.000 carros de combate. Cerca de 450.000 médicos, maestros, ingenieros y soldados fueron enviados a Angola durante los 16 años que duró la operación.
La presencia de Cuba significó la derrota de las tropas de Zaire, la derrota del ejército sudafricano, la derrota de las tropas mantenidas por EEUU, y políticamente mantuvo la independencia de Angola, creó las bases para la independencia de Namibia y comenzó el derrumbe del apartheid en Sudáfrica.
VIDEO: Documental ‘La Guerra en Angola’ (1976). Este documental se encuentra en Youtube, dividido en 10 vídeos. En él se analizan el papel de las tropas coloniales portuguesas, la injerencia a través de mercenarios provenientes de los EEUU, la invasión del gobierno racista de Sudáfrica y la división del país en señores de la guerra financiados por los Estados Unidos en contra, todos, de los independentistas y patriotas angoleños. En el fondo: el control de las riquezas minerales, petróleo y madera por grandes corporaciones americanas y la influencia geoestratégica por parte de Estados Unidos y su aliado sudafricano.

Invasión de la Isla de Granada (1983)

Granada es un diminuto país insular situado al sur del Mar del Caribe. Es una bella isla de apenas 90.000 habitantes, y que fue escenario de otro movimiento imperialista por parte de Estados Unidos. En este caso los americanos no fueron en busca de paz, tranquilidad o playas, sino con la intención de quitar del poder a un gobierno que no les gustaba.

El 13 de Marzo de 1979 un movimiento revolucionario popular llamado ‘New Jewel’ acabó con el gobierno del pro-estadounidense Eric Gairy, quien, además de ser amigo íntimo de Augusto Pinochet, era un hombre realmente extraño (fantaseaba con extraterrestres).
El Movimiento New Jewel nombró Primer Ministro de Granada a Maurice Bishop, un carismático abogado con ideas socialistas. Durante el gobierno de Bishop se pusieron en marcha políticas sociales y Granada estrechó las relaciones con Cuba y la Unión Soviética. Entre otros proyectos, se comenzó a construir un aeropuerto internacional que más tarde sería utilizado por Estados Unidos como pretexto para la invasión.
Ciertos problemas dentro del gobierno de Granada llevó a que el viceprimer ministro Bernard Coard arrebatara el poder a Maurice Bishop y lo fusilara. Este estallido de inestabilidad fue el escenario perfecto para que Estados Unidos decidiera intervenir. Por aquel entonces nadie en el mundo conocía el país socialista de Granada, pero Estados Unidos estaba seguro de que aquella isla y su aeropuerto eran una seria amenaza para su seguridad nacional.
Ronald Reagan, entonces presidente de los Estados Unidos, acusó al gobierno de Granada de utilizar el nuevo aeropuerto como base militar soviética. Los norteamericanos fomentaron el clima de tensión preparando una invasión de Granada con una feroz guerra mediática.
La invasión, que comenzó a las 05:00 el 25 de octubre, fue la primera gran operación realizada por el ejército de los Estados Unidos desde la Guerra de Vietnam. La lucha continuó durante varios días y el número total de efectivos estadounidenses alcanzó unas 7.000. La fuerzas invasoras encontraron unos 1.500 soldados granadinos y unos 700 cubanos defendiendo la isla.
Tras la victoria de EEUU, el Gobernador General de Granada, Paul Scoon, nombró un nuevo gobierno y, a mediados de Diciembre de 1983, las fuerzas estadounidenses, se retiraron. Estados Unidos había conseguido restaurar un gobierno afin políticamente, aunque fuera en una diminuta isla del caribe.
Después de la invasión, Margaret Thatcher escribió al Presidente Reagan: “Esta acción será vista como una intervención por un país occidental en los asuntos internos de una pequeña nación independiente, por mucho que nos desagrade su régimen.”
Lo más curioso es que, finalmente, el peligroso aeropuerto fue terminado con ayuda estadounidense años más tarde. Este aeropuerto fue una de las justificaciones de la invasión, ya que los norteamericanos afirmaban que se estaba construyendo para uso militar conjunto entre Cuba y la URSS. Sin embargo, después de la invasión se probó que solamente había trabajadores civiles cubanos y ningún asesor militar cubano o soviético, y que el aeropuerto lo había promovido Maurice Bishop para mejorar el turismo en Granada. Durante la invasión, los estadounidenses tomaron por asalto el aeropuerto en construcción, muriendo varios obreros civiles cubanos.
INTERESANTE: Discurso de Fidel Castro sobre la Invasión de Granada por parte de Estados Unidos

Comentario final

Después de este extenso repaso por algunos de los momentos históricos más representativos del imperialismo, podemos concluir que el problema que tienen los Estados Unidos de América es que se creen poseedores de la verdad absoluta. Lo que ellos hacen es lo que está bien. La american way of life, el sueño americano, debe ser el objetivo a alcanzar por todos los pueblos de la Tierra.
Y así es como se ven ellos mismos. Los Estados Unidos se creen la democracia, la seguridad, la paz del mundo. Creen que son ellos los encargados de velar por el resto del planeta. Se ven obligados a intervenir en todos los conflictos del mundo, aunque les sean ajenos. Lo hacen por el bien de la Humanidad.
Habrá que darles las gracias por extender el desarrollo y la democracia.

Fuente:  http://elordenmundial.com/regiones/estados-unidos/imperialismo-estados-unidos/


 






 





Kennedy consideró derrocar a Goulart dos años antes del golpe de 1964 en Brasil

Rechazaba al presidente por motivos como no apoyar la expulsión de Cuba de la OEA
Kennedy consideró derrocar a Goulart dos años antes del golpe de 1964 en Brasil
El Archivo de Seguridad Nacional difunde transcripciones de documentos desclasificados

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 3 de abril de 2014, p. 24
Nueva York, 2 de abril.
El presidente John F. Kennedy y sus asesores consideraron el derrocamiento del gobierno de Joao Goulart unos dos años antes del golpe militar en Brasil, perpetrado el 1º de abril de 1964, opción que subsecuentemente fue implementada por el gobierno de Lyndon B. Johnson, según revelan transcripciones de la Casa Blanca difundidas hoy por la organización independiente de investigaciones Archivo de Seguridad Nacional.
En julio de 1962 Kennedy preguntó qué tipo de relaciones tenía Estados Unidos con los militares brasileños y para marzo de 1963 instruyó a sus asesores: tenemos que hacer algo sobre Brasil si Goulart no dejaba de jugar con lo que el presidente llamaba antiestadunidenses ultra radicales en el gobierno brasileño.
Creo que una de nuestras tareas más importantes es fortalecer la columna vertebral de los militares brasileños, respondió Lincoln Gordon, embajador estadunidense en Brasil, en reunión con Kennedy y el asesor presidencial Richard Goodwin en la Casa Blanca el 30 de julio de 1962. Agregó que se tenía que “dejar claro, discretamente, que no somos necesariamente hostiles a cualquier tipo de acción militar, cual sea, si es claro que la razón de la acción militar es… que (Goulart) está entregando al país a los….”, comunistas, interrumpió Kennedy para acabar la frase, según las transcripciones de las grabaciones secretas de Kennedy de sus reuniones en la Oficina Oval.
Fue en esa reunión que Kennedy y su equipo decidieron mejorar sus contactos con los militares brasileños, tarea asignada al entonces agregado miliar, teniente coronel Vernon Walters, resume el Archivo de Seguridad Nacional (National Security Archive). Agrega que Walters se volvería el actor clandestino clave en los preparativos para el golpe de Estado en Brasil poco menos de dos años después de esta reunión.
El Archivo de Seguridad señala que los documentos oficiales –las nuevas transcripciones más otros informes oficiales de la Casa Blanca anteriormente desclasificados– muestran que para finales de 1962 el gobierno de Kennedy había determinado que un golpe de Estado serviría a intereses estadunidenses si los militares brasileños eran alentados a proceder hacia esa meta. La Casa Blanca estaba molesta con la política exterior independiente de Goulart durante la crisis de los misiles, y su renuencia a apoyar, entre otras cosas, el deseo de Washington de expulsar a Cuba de la Organización de Estados Americanos.
El 11 de diciembre de 1962 el comité ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca se reunió para evaluar tres opciones sobre Brasil. La primera: no hacer nada, la segunda, colaborar con elementos hostiles a Goulart dentro de ese país con vistas a impulsar su derrocamiento y, la última, cambiar la orientación de Goulart y su gobierno. Se optó por la tercera pero, según el informe oficial de esta reunión, se aceptó que la opción de promover un golpe debe ser mantenida como consideración activa y continua.
Poco después, el 17 de diciembre de 1962, Kennedy envío a su hermano Robert a presentar un ultimátum a Goulart.
Robert Kennedy informó a Goulart que Washington tenía serias dudas sobre la relación a futuro con Brasil por señales de infiltración de comunistas y nacionalistas de extrema izquierda a puestos civiles del gobierno de ese país, así como la oposición a políticas e intereses estadunidenses en general.
Para marzo de 1963 Goodwin recomendaba al presidente que si Goulart continuaba renuente a modificar sus posturas, Estados Unidos debería de preparar el clima más prometedor posible para su remplazo por un régimen más deseable, según transcripciones de las grabaciones.
En una reunión en la Casa Blanca el 7 de octubre de 1963, el presidente contempló si Estados Unidos necesitaría derrocar a Goulart, incluyendo una intervención militar. Con la dirección del embajador Gordon se elaboraron varios planes de contingencia que realzaban la posibilidad de una intervención armada, que fueron trasmitidos desde la embajada a Washington el 22 de noviembre de 1963 –el día que asesinaron a Kennedy.
En marzo de 1964, al estallar la disputa entre Goulart y los generales brasileños, el gobierno de Johnson promovió y apoyó el creciente descontento militar. Según un documento secreto de una reunión de oficiales de la CIA, el Departamento de Estado y la Casa Blanca, se expresó: no queremos observar a Brasil irse a gotas por la coladera mientras nos quedamos parados esperando la próxima elección.
La Operación Hermano Sam ya había sido autorizada por Johnson para permitir que los militares estadunidenses apoyaran a sus contrapartes brasileñas, encubierta y abiertamente, con armas y tropas si fuera necesario para apoyar el golpe.
Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Brasil del Archivo de Seguridad Nacional, comentó que las operaciones clandestinas de desestabilización política de la CIA contra Goulart entre 1961 y 1964 son el hoyo negro de esta historia, y llamó a que el gobierno de Barack Obama desclasifique los archivos de inteligencia sobre Brasil de ese periodo. Los documentos difundidos y analizados por el Archivo de Seguridad Nacional.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/04/03/mundo/024n1mun